martes, 29 de noviembre de 2011

Huele a lluvia.


Aquí en mi mundo no llueve agua, llueven sentimientos. Pues hoy hay una gran tormenta, una tormenta tan fuerte que podría confundirse casi con un huracán. Y toda esta tormenta que lo está desolando todo por mi mundo, la está provocando sin darse cuenta él. He aquí las gotas de la tormenta:
Confusión: no sé a dónde me lleva esta puta adicción a él, si debería seguir aquí pensando en él, luchando, o tirar la toalla de una vez. Culpabilidad: porque siento que todo esto es culpa mía, siento que puedo parar todo esto cuando yo quiera, pero ese es el problema, no quiero que pare. Y no sé si es algo bueno o no , porque siento que me estoy haciendo pedazos por dentro, y yo y sólo yo soy la culpable de eso. Adicción: porque por si no se ha notado, eso es lo que es él, una adicción, una adicción que me gusta, y que no quiero dejar de sentir, una adicción que me lleva constantemente a ir detrás de él. Desesperación: porque siento que todo lo que hago no sirve de nada, y que al ser él como una estrella en el cielo, puede que que me queme al tocarle y no querer volver a acercarme a él nunca más, por lo que toda esta lucha y todos estos relámpagos están siendo en vano.
Y no, no hay paraguas lo suficientemente efectivo como para aislarme de esta tormenta. Esperemos que deje de llover, y vuelva a salir el Sol pronto, porque esta tormenta, lo está arrasando todo.

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