domingo, 27 de noviembre de 2011

Juguetes que son como personas, y personas que no deberían ser como juguetes.

Cuando éramos pequeños, y se nos rompía o perdíamos nuestro juguete favorito, llorábamos como si se nos hubiera acabado el mundo. Por eso, aprendimos que si queríamos conservarlo para siempre tendríamos que cuidarlo. Pero parece que no hemos aprendido la lección del todo.
Hemos crecido, y ahora nuestros juguetes parecidos parecen ser las personas. Y no debería ser así , cuando perdemos a un persona por no tratarla como se debe, por utilizarla... por mucho que lloremos a nuestros padres, nunca podrán comprarnos otra persona igual. Si destrozamos a una persona, por mucho que lo lamentemos, no podremos volver a reconstruirla, porque no hay pegamento existente para reunir los trozos de personas, o de corazones, a los que rompemos de dolor o de decepción. Porque de eso se trata, de que las persona no somos objetos, sino seres de carne y hueso con sentimientos. Así que no utilizes a una persona cómo juguete, porque si se rompe, o la perdemos... no creo que la volvamos a recuperar nunca más. Y esta vez, las lágrimas y el llanto, tampoco te servirá de nada.

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